Ayer estuvimos en Jánovas. Se volvía a celebrar la fiesta, después de unos años. Llegamos felices y nos marchamos más felices aún: ese pueblo, abandonado, tiene más vida que muchos otros grandes y habitados. Jánovas ha sabido concitar en torno suyo tanta gente valiosa, honesta y entusiasta, tenaz y trabajadora, que es un placer y un honor contar con su amistad.
Fue emocionante volver a entrar en la escuela, la casa del pueblo, que por primera vez, desde hace 57 años, volvía a alojar en su interior la fiesta para que por sus ventanas salieran hacia el mundo voces felices, risas, canciones y música.
La obra del edificio todavía no está terminada: falta parte de la cubierta y más cosas. El esfuerzo para poner en pie lo que fue y sigue siendo de todos, de todos los del pueblo, es para quitarse el sombrero. Pero también para apoyarles, y no solo con palabras:
Yo puedo dar fe, muy orgullosa, de que mi hija Julia, de ocho años, que sabe a rasgos básicos lo que pasó y pasa en Jánovas, me pidió, muy convencida, que le pusiera veinte euros a cuenta de los cincuenta que tiene en la hucha, para colaborar. Y así lo hice. Me propuse, acto seguido, dar publicidad a esta colecta, para que la gente se rasque un poco el bolsillo y aporte algo de su parte a una causa justa, una de las más bellas que podemos encontrar a nuestro alrededor, de gente que construye, recupera y devuelve a la vida un edificio que ha sido un símbolo muy poderoso para muchísima gente.
También hubo una novedad relevante: se entronizó a un nuevo patrón. Como San Miguel es muy llovedero y siempre pasa por agua la fiesta, se celebró un sencillo acto en el que se subió, si no a los altares, sí a la ventana más alta de la escuela a San Bruno Fierro, nuevo patrón o copatrón de Jánovas.
No se pierde el humor ni la alegría, eso nunca. A pesar de que el proceso de reversión lleva tiempo estancado, a pesar de que tanto Endesa como la CHE están desaparecidos en combate y, si en algo piensan, es en el dinero y el dinero, y en nada más que el dinero, sin entrar a valorar todo lo ocurrido, la terrible injusticia cometida con el valle del Ara, el drama que dura ya cincuenta años.
Así que nos encomendaremos a San Brunofierro y rezaremos su oración y su jaculatoria, que figuran impresas en la estampita de la cofradía:
Dadnos la ayuda precisa,
¡glorioso San Brunofierro!,
pa que los hijos de puta
no nos toquen más los güevos.Jaculatoria en momentos de aflicción:
¡Que les den pol saco!
Quien la rezare, tendrá 69 días de insurgencia.
MariSancho,
Felicidades por la crónica que me ha enviado Eva. Al recibirla la he revotado a mis amistades y contactos en nombre de la Cofadría de san Brunofierro con el siguiente mensaje:
«Vaya por delante la primera e insuperable crónica de MariSancho de la Fiesta y Entronización del santo en la rediviva Escuela y Casa del Pueblo de Jánovas –no dejéis de abrir el link–.
Entra san Brunofierro por la puerta grande, directamente como copatrón, junto a san Miguel Arcángel, que, en su día y a pesar del coraje de sus vecinos no pudo, no supo o no quiso evitar con su espada el éxodo de un pueblo que, cual ave Fénix, cual Sísifo langosto –langostos llaman a los Janoveses, por l’angostura del río– o como el hígado consumido de Prometeo que renace, día a día, de sus cenizas, haciendo honor al mantra lapidario y terapéutico de la Sibila de Cumas: ¡caer para levantar!, que en mi pueblo muerto, renació una casa.
Fue un día hermoso, de lluvia, música, vino y rosas que no pudo deshacerse de la amarga melancolía –amargor y dulzura–. La imagen, las flores, los alamares, las sedas y los oros de la capilla nos confirmaron la presencia de nuestro patrón que, por aclamación –santo subito– estrenaba hornacina, recrecía devotos, escuchaba coplas a él dedicadas y asiendo el porrón, asumía su patronazgo, –Bruno, Bruno, Bruno Fierro, aunque muy santo no fué…–.
La voz de la cofadresa langosta –in pectore y honoris causa, lo de cofadresa– levantaba la sabana blanca que cubría la imagen, al tiempo que exclamaba: ¡Queda inaugurado este pantano! ¡Qué cosas tiene la vida! Al final esta frase, icono del franquismo más casposo y gris, confirmaba que dios escribe recto con renglones torcidos. ¡Quién iba a pensar que las plegarias, ahora atendidas, de un zagalé almogabar por sangre y por devoción iban a ser atendidas cuando gritaba: ¡Dispierta Fierro! Y Fierro despertó, volvió y manifestó sus deseos de quedarse al atisbar en lontananza el fruto cierto de la Habanera alegre.
Departamento de Prensa adjunto al Priorato
Cofadría de san Brunofierro
Delegación de Jánovas»
Te agradecería que me enviaras tu mail.
Un saludo,
Blas
¡Muchísimas gracias, Blas! Conocerte y compartir charrada y proyectos contigo fue uno de los atractivos mayores de la fiesta. ¡Un placer, caballero confadre!
Estamos de acuerdo: ese pueblo, abandonado, tiene más vida que muchos otros grandes y habitados.
Pero es que han conseguido, entre unos cuantos -los que han podido- levantar un edificio de todos y para todos, y todo «a escote». Han puesto de manifiesto que Jánovas sigue estando anegado por un pantano de papel. Pero que ese papel no va a poder ahogarlos.
Como siempre son un ejemplo de valentía y dignidad.
Jánovas es una sacudida profunda a los sentimientos, porque une lo peor del género humano, que es lo que demostraron ser quienes arruinaron el pueblo, con lo mejor, que son la gente dedicada con entusiasmo a construir, después de todo lo pasado, con ilusión y una esperanza intacta. ¡Un abrazo, Pilar, y otro para la Ronda!
(En especial, pa Julián.)
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Conocí Jánovas hace diez o doce años, me impresionó todo. Hablé con vecinos de Boltaña donde me hospedaba y conocí la historia, que no por ser romántica deja de ser una canallada, cometida por autoridades franquistas, pero también después con gobiernos democráticos.
He seguido desde entonces los pasos que ha dado esta admirable gente durante estos años y me impresiona su tesón y sed de justicia.
Desde Barcelona les mando un abrazo y ánimo para seguir adelante.