Hacía años que no bajaba a la hoguera de San Antón en mi pueblo. Tuve la suerte de hacerlo ayer y me sentí feliz.
Mis hijos disfrutaron tanto o más que yo; sobre todo Joaquín, el mayor, que se dio vida él solo por allí, corriendo por todas partes con los demás chicos, quemando palitos en las hogueras pequeñas… ¡jugando con fuego, y él solo!
Por la noche, volviendo a casa, nos preguntó que por qué «otros días de enero» no habíamos ido a esa fiesta… «Mama, ¡qué bien me lo he pasado hoy!», me dijo, sondormido, al meterse a la cama.
Yo también estaba contenta. No recordaba ya la magia que tiene esa noche, el buen ambiente que se crea, la charla con mis amigos de siempre…
¡Viva San Antón! Y felicidades a Manolo, sanantonero de pro…
Lo siento Mari miré a ver si te «via» pero no hubo manera y tampoco llevaba el móvil, me fuí a otra hoguera por el barrio del Pilar con tu cuñada Belén y familia entre otros.
Nos vemos el 31, besos.
Ya, es que bajamos pelín tarde. Primero hubo celebración de cumpleaños del Esquilador (¡80 tacos, que se dice pronto!) y sí, ya os habíais ido a malparte…
Me alegra que el día fuese completo y que tus chicos disfrutasen de pueblo, que no todos tienen uno a mano.
Felicidades otra vez al joven de 80 años.
Saluditos
¡Viva San Antón! jaja
Se pasa muy bien. Me he alegrado al leer que también tu familia disfrutó de esa noche. Es mágica, sí.
Un abrazo
San Antón tiene un tocino,
que le dan sopas y vino,
y le llaman borrachón.
¡Viva la gaita de San Antón!
¡Y que viva la Chaminera!
El domingo volvimos a estar otra vez… y este año disfrutaron los dos, también la pequeña, que ya se atrevió a correr por ahí ella sola. Una gozada, de nuevo.