Estimada Sra.:
No sé si habrá leído Ud. el artículo que sobre Sijena publica hoy El País-Cataluña en su sección de política… huy, perdón, de cultura. Es un texto construido para tratar de asustar a la comunidad sanjuanista de Salinas de Añana, pues afirma, desde la entradilla, que «Las monjas tendrían que pagar más de 1,7 millones por los 97 bienes y las pinturas, si la justicia les acaba dando la razón» en cuanto a las reclamaciones realizadas para la devolución del patrimonio del viejo monasterio oscense, casa madre de la Orden de San Juan como usted sabe.
Si no lo ha leído, le invito a que lo haga con detenimiento y se lo tome con humor. Porque lo primero que salta a la vista es que quienes han ideado y escrito el artículo nos consideran tontos, en primer lugar a ustedes, las religiosas, que es a quienes va dirigido el artículo; pero en general también a todos los lectores de El País. Es evidente para cualquiera que ahí se han hecho las cuentas del Gran Capitán, así que esta carta, que va dirigida a Ud., en realidad es un poco también para el autor del texto, que no me tiene en mucha estima porque me atreví a criticarle un artículo, también sobre Sijena y sobre ustedes. De todos modos, además de comentar las obviedades creo que puedo aportar algún dato desconocido y útil, así que quizá estaría bien que conservaran esto para el futuro.
1,7 millones de euros afirma el periodista que tendrán que pagar ustedes si se devuelven las obras reclamadas a Aragón. Porque lo diga él. O porque lo diga la Generalitat, que es la parte demandada. La sentencia no dice nada de eso, el propio periodista lo reconoce.
El cálculo de esa cantidad lo ha hecho el diario, según podemos leer. Y la fiabilidad del mismo (del cálculo, aunque con la deriva que lleva El País en los últimos tiempos podríamos decirlo también del diario) es nula. Vamos, es tronchante. Lo mejor de todo es el cálculo del valor de las pinturas, que se cifra en un millón de euros porque en un documento que la jueza no admitió en el juicio a los abogados del MNAC se decía, no sabemos por quién, que su valor «era incalculable, pero en todo caso superior al millón de euros». Así que anotamos en nuestra cuenta, con buena letra: uuun millooooón de eeeeeuros. ¿Que se debe pagar en concepto de qué? ¿Que lo deben pagar quiénes? ¿Sus propietarias? ¿A cambio de haber recibido qué?
O sea, yo me quedo unas pinturas que completan, y de qué manera, la colección de mi museo; me las quedo en depósito durante ochenta años, sin pagar ni un céntimo en todo ese tiempo por su uso y disfrute, y no las devuelvo cuando las dueñas me las piden; fuerzo a los reclamantes a ir a juicio; la sentencia me obliga a devolverlas, porque juzga que no tengo razón; y finalmente me atrevo a decir que, para devolvérselas a sus dueñas como me ordena una sentencia judicial, les voy a pedir que me paguen ¡¡lo que calculo que las pinturas valen, como si fueran mías y no suyas!!
Pero aquí no termina la cosa. Hay otro asunto que también es sangrante porque deriva de un abuso de Joan Ainaud de Lasarte y que ahora se quiere elevar a justificante de pago. Se lo cuento seguidamente, aunque es un poquito largo (y aunque estoy haciendo, me parece, demasiados spoilers de mi libro), porque es muy jugoso.
Verá, Sor Virginia: para arrancar las pinturas murales de la sala capitular de Sijena, en el otoño del 36 (operación que, eso no hay que ponerlo en duda, las salvó de su completa destrucción), a Josep Gudiol, que fue quien se encargó del arranque, le dieron 4.000 pesetas. Y se las dio la Generalitat.
Gudiol inició también los trabajos de restauración de esas pinturas ya durante la guerra. No sabemos lo que se invirtió en ello, pero quedaron a medio hacer. Lo de ‘medio hacer’ es un decir, porque de los 64 fragmentos en que se habían arrancado, consta que sólo fueron traspasados a soporte en tela 14. O sea, quedaban 50 fragmentos por tratar.
En 1940 se ofreció al Museo de Zaragoza dejarlas allí en depósito si esta entidad pagaba los trabajos que quedaban por hacer, que se presupuestaban en unas 30.000 pesetas.
En 1943, el Estado pagó 3.000 pesetas para que los Gudiol retomaran su restauración, que no podría progresar mucho porque la cantidad, como ve, era muy exigua: el presupuesto ofrecido por los Gudiol ascendía a 38.000 pesetas. Como no se siguió aportando dinero, aquello se quedó en una intentona.
En 1949, el director de lo que hoy es el MNAC, Joan Ainaud de Lasarte, decidió tirar por la calle de enmedio y proponer al Ayuntamiento de Barcelona que pagase la restauración de las pinturas, que por cierto ya estaba realizada (quizá es que Gudiol confió en que el dinero del Estado llegaría tarde o temprano, y se arriesgó a ir avanzando el trabajo). Sólo faltaba el montaje en el museo. El presupuesto que dio Gudiol en esa fecha, que incluía todos los trabajos necesarios, incluidos los de traspaso y reconstrucción de las partes perdidas, así como construcción de bastidores de soporte, su montaje y repaso una vez estuvieran colocadas, fue de 118.800 pesetas.
El Ayuntamiento de Barcelona puso el dinero. Ainaud dijo que tenía permiso de Bellas Artes para hacer esta operación y se comprometió, por su parte («en el bien entendido», dice: no asegura, sólo supone), a que si alguna vez las pinturas volvían a Sijena el Ayuntamiento de Barcelona sería compensado debidamente.
Dos años después, sin embargo, Bellas Artes daba permiso a Huesca para restaurar esas pinturas, arrancar las que quedaban en el monasterio todavía y llevarse todo a Huesca para que quedara depositado en el museo de la ciudad. Dejemos ahora a un lado el tema (crucial) de que Bellas Artes hubiera dado a Huesca un permiso que sólo dos años antes había dado, según Ainaud, a Barcelona; y el hecho de que la autorización a Huesca se conserve y la que afirmaba tener Ainaud no aparece por ninguna parte. Vayamos al tema del presupuesto.
Al tener noticia de lo que había dispuesto, esta vez sí, Bellas Artes, el director del museo de Barcelona se puso en contacto con el presidente de la Diputación de Huesca y le dijo que, además de que tenía que contar con una sala adecuada para las pinturas, lo que era del todo razonable, habría que abonar a Barcelona lo que se había gastado en la restauración. Que, por arte de birlibirloque, se había convertido en nada menos que el triple, o casi: Ainaud pedía ahora 334.879 pesetas, con 65 céntimos.
¿Recuerdan que por arrancar las pinturas en el 36 se habían pagado 4.000 pesetas? Pues ahora se habían convertido en 125.287,50. ¿Recuerdan que las había pagado la Generalitat? Pues ahora Ainaud decía que se tenían que pagar al Ayuntamiento.
A esa cantidad se sumaban las 118.800 que realmente se habían pagado, aunque ahora figuraban sólo en concepto de traspaso y restauración. Y se añadían 90.792,15 en concepto de montaje de las pinturas.
¿Se dan cuenta qué barbaridad, qué patraña, qué robo, qué abuso, qué…? En fin, reconozco que es difícil tomarse esto con humor, sí.
Cuando «se descubrió el pastel» por Bellas Artes, Íñiguez afirmó, en un informe confidencial fechado en 1955 y dirigido al Marqués de Lozoya, que era el titular de esa Dirección General, que el trabajo se había hecho «sin encargo ninguno de este servicio», y que los gastos eran «en gran parte de instalación […] y no encargados por nadie». Afirma que la situación de las pinturas en Barcelona, desde el punto de vista legal, «no tiene fundamento ninguno»; y califica de «perfectamente clandestino, y por consiguiente sin valor ninguno, el acuerdo con las religiosas, si es que existe».
Bueno: como para sentirse muy orgulloso de la actuación del MNAC, no es, ¿no le parece, Sor Virginia? Lo inaudito es que se pretenda, o que se insinúe siquiera, cobrar por toda esta historia bochornosa, y hacerlo sobre unas cifras (¡actualizadas, por supuesto!) que deberían causar vergüenza. A quien la tenga.
No sé si el artículo de El País habrá causado en ustedes alguna inquietud. Espero que no, porque ya ven la carencia de fundamento que tiene lo que se ha escrito. Se pretende solo asustarlas con maniobras muy tontorronas. No hagan caso.
Sor Virginia, es usted una mujer valiente que ha contribuido a que se haga justicia en este caso. No sé qué trato he de darle para despedirme, así que permita que le envíe, simplemente, un abrazo.
Suponiendo que las cuentas que hace El país sean correctas, únicamente faltaría restar el alquiler de las obras de arte que los museos de Barcelona y Lérida deberían abonar al monasterio de Sijena por el tiempo que los han tenido en su poder.
Desconozco el valor de las obras compradas por la Generalitat en los 80 y 90. Una cosa es lo que se pagó y otra lo que realmente valen. Me voy a limitar a calcular lo que se podría pedir por las pinturas.
Según he podido ver en el portal El idealista, el precio medio de compra de un piso en la zona de la Castellana, en Madrid, está en 5.949 €/m2, y el de alquiler, en 19 €/m2. Según estos precios, un piso de 168 m2 en la Castellana de compra cuesta, de media, alrededor de 1 millón de euros, mientras que de alquiler son 3.192 € al mes.
Desde noviembre de 1936 en que fueron arrancadas, hasta la fecha han pasado 959 meses. 959 meses multiplicado por 3.192 € nos da 3.061.128 €. Si restamos a esta cantidad 1.000.000 €, el MNAC debe al monasterio de Sijena 2.061.128 €.
Vuelven a la carga..
http://www.elperiodico.com/es/noticias/barcelona/pinturas-murales-sijena-mnac-5569376
Y en la Vanguardia el Conseller Vila habla de que considera desproprocionado la nueva advertencia de la jueza:
http://www.lavanguardia.com/cultura/20161018/411101882728/generalitat-mnac-amenaza-penal-sijena.html
Me recuerda al episodio de Los Simpsons donde Homer se pone gallito en un juzgado… («!Hooomer!»… «Jueeezaaaa!»).
Ver para creer.
Y hoy otro arriculo en La Vanguardia sobre la «Rehabilitacion Express» del Momasterio:
http://www.lavanguardia.com/cultura/20161021/411164632472/monasterio-sijena-rehabilitacion-expres-arte-sacro.html
Jajajajaja, qué birria de artículo!!! Me quejo del corresponsal de El País, pero anda, que esta pava… No se ha enterado de nada. Saca fotos de una capilla clausurada de la iglesia, dice que se han invertido tres millones de euros, que las piezas que se tienen que devolver se van a exponer en la sala capitular, que las pinturas fueron arrancadas ANTES del incendio… Sería tronchante si no fuera tan grave que el nivel del periodismo en nuestro país esté descendiendo a estos niveles.
…Y seguimos con el circo mediatico. Con el nuevo requerimiento hecho por la jueza volvemos a leer de todo en la prensa. Hoy, por ejemplo, en la vanguardia:
http://blogs.lavanguardia.com/la-pincelada/2016/11/03/sijena-62012/
Es de vergüenza. El nivel de desprecio hacia los aragoneses es indignante. Cuesta mucho, a veces, no echar los pies por alto, la verdad. Si alguien escribiera un artículo así intercambiando los protagonistas, es decir, poniendo «catalanes» donde este tío pone «aragoneses», nos llevaban a la picota. Llevo días sin escribir porque todo me parece tan alucinante que no haría otra cosa. No sabes ya por dónde empezar. El nivel de agresividad que se exhibe en las redes y en la prensa por parte catalana está siendo flipante. El tono de superioridad, cuando no dicen más que burradas, es lo más sorprendente de todo. Veo diálogos en twitter donde entran aragoneses a defender razonablemente el tema, usando un tono sosegado, y las respuestas son insultantes, violentas, muy agresivas. ¿Dónde ha quedado el seny?
Totalmente de acuerdo, y me alegro de que más gente sea consciente de esta triste deriva.
A pesar de ello toda esa agresividad y falta de veracidad queda en entredicho cuando uno se molesta en buscar un poco en contrastar lo que se lee en prensa con lugares como este blog donde uno puede informarse con fundamentos de la realidad que hay detras de tanta polemica histerica.
El unico enemigo real es la ignorancia, y eso se combate investigando y constrastando ideas, por lo que para muchos que como yo desconocemos el fondo del asunto, blogs como los tuyos nos resultan imprescindibles. Por eso te animo a continuar con él, y a no desistir en tu afan de contar aquello que consideres legitimo y oportuno, pues sin duda somos muchos los que ya te leemos, aunque la vida cotidiana no nos permita tener tiempo para comentarlo todo devidamente, o la voragine fatasiosa-publicista de la prensa actual de que pensar que todo esto cae en saco roto. Nada mas lejos de la verdad.
Asi que… ¡Ánimo!. Pues aunque el «seny» parezca por momentos desaparecido, indudablemente esta, y necesita de fuentes como esta para no ahogarse entre tanta propaganda y sinsentido!.
Sí, es cierto, el seny está. Lo sé bien. Es el problema de las puñeteras redes sociales, donde tiene mucha más presencia la gente destalentada. Hay que tener cuidado, ser conscientes de que esa cuadrilla de gritones agresivos no son representativos de la población. Pasa lo mismo con los comentarios de cualquier periódico digital: generalmente, si te entretienes en leerlos corres el riesgo de perder la fe en el género humano.
Un abrazo y muchas gracias por tus palabras y tus ánimos, Ponte.