Hace ya días, mi hermano me comentaba en un mensajico:
«¿No te resulta curioso el parecido (fonético, claro) de «orache» con la palabra francesa que significa tormenta?
orage (De l’ancien français ore (vent))
1. Perturbation atmosphérique, ordinairement de peu de durée, qui se manifeste par un vent impétueux, de la pluie ou de la grêle, des éclairs et du tonnerre.
Qué bonitas son las palabras. Ésta me gusta, orache, aunque tenga el sentido de «viento frío» o «mal tiempo», que es lo que significa en mi pueblo. «¡Ah, qué orache!», se dice, sobre todo cuando sales a la calle y te encuentras con la ciercera, o con el aire frío y revuelto mezclado con lluvia; o bien al entrar a un sitio cálido y cerrado, dejando el mal tiempo al otro lado de la puerta.
Es divertido jugar con las palabras. Que se lo pregunten a Miguel Mena, si no, aunque su especialidad son los juegos con los topónimos (me encanta su sección de «Toponimia nimia» en la radio). Pero voy descubriendo que a los lingüistas y a los académicos también les encanta jugar con su ciencia. Como muestra, vean lo que me he encontrado buscando por ahí la palabra «orache», que en castellano es «oraje» y en catalán «oratge»:
Esta es la primera definición que da el Diccionario de la Real Academia Española, en su edición de 1832. O, al menos, es la primera que se registra en la web oficial de la RAE. En 1843 ya se indicaba que era una palabra antigua, y en 1884 aparece con su primera etimología: se dice que viene “del fr. orage«.
Sin embargo, en 1914 se afirma que viene “de un derivado del latín aura, viento»:
En 1956 se introduce la indicación de la voz en catalán y se varía otra vez, un poco, la etimología:
En 1984 se añade al francés y al catalán el provenzal como forma de origen, aunque se sigue manteniendo el significado antiguo de la palabra, si bien se le añade una segunda acepción, completamente nueva: «estado del tiempo», en general:
Y a partir de 1992 se elimina del todo el significado tradicional de la palabra, aunque ya no varía su etimología, que sigue derivando del francés, el catalán y el provenzal a través del latín:
Hasta llegar a hoy, en que la acepción nueva de la palabra ha pasado a ser la vigente, mientras que «borrasca» o «temporal» queda como significado en desuso:
oraje. (De las formas cat., prov. y fr., der. del lat. *auraticum).
1. m. Estado del tiempo, temperatura, etc.
2. m. desus. borrasca (? temporal en tierra).
Sin embargo, en catalán la palabra «oratge» no tiene la misma etimología y no deriva de auraticum sino de ora:
oratge [s. XIV; de ora] m 1 Vent. // 2 esp Vent terral. // 3 Temps, estat de l’atmosfera. Avui fa molt bon oratge.
Y, a todas estas, ¿qué pasa con nuestro orache?
No tengo el diccionario de Andolz, sólo el de Moneva y Puyol, de los años 20 (que editó Xordica), y el de José Pardo Asso, de los años 30 (que editó Gara). Moneva recoge acepciones de diversos lugares de Aragón, todas con el significado de «tiempo ventoso y frío, revuelto, viento fresco excesivo, tiempo desapacible…»; mientras que Pardo Asso, para quien la palabra deriva de «aura, viento», significa
Oraje, temperie, temperatura sin calificar o significando el sentido en que lo dicen por el tono de la voz: ¡Qué orache! Dicho con contento indica que la temperatura es agradable; pronunciado con desagrado significa lo contrario. Hay quien le da el significado preciso de viento fresco, cuando es excesivo.
Ese «hay quien» del final sería uno de mi pueblo, fijo.
Octavio Sierra Sangüesa, para hacer su Vocabulario general de las Cinco Villas de Aragón (2003), no debió de estar en Tauste documentándose, pues de hacerlo no habría puesto como significado de «orache»
Generalización sobre el estado atmosférico, por ello va acompañado de los adjetivos: buen o mal.
En Tauste no hay que ponerle adjetivo: sería como decir que hace «buen mal tiempo» o «mal mal tiempo».
Para terminar, vamos al Biquizionario (palabra que, por cierto, nos pongamos como nos pongamos, es bien fea) y nos enteramos de que allí «orache» deriva «D’o latín oraticum, con o sennificato igual» y que quiere decir
Aunque en alguna página del mismo Biquizionario se indica que viene «del latín a través del occitano»…
Huy. Y parecían serios, los académicos, jejeje…
En fin. Como diría Cano…
Bonita palabra, orache. Y parece que el signifado de «mal tiempo» está más extendido de lo que les parece a los académicos. Fíjate en Albacete, en una zona, por cierto, pegada a las que en el Reino de Valencia fueron conquistadas y repobladas por aragoneses:
ORAJE – Definición: Vendaval muy fuerte y frío.
Ejemplo: Eustaquia enciende la lumbre que con este oraje cualquier sale a la calle.
En http://www.elbienhablao.es La Manchuela (Albacete): Repertorio de vocablos
El ejemplo tiene su punto.
Por cierto, orache es pariente de oreo, que es lo que necesitará la cocina de la Eustaquia si se está mucho con la puerta cerrada por culpa del orache.
Y ambos vendrán de «aire», o qué…
No sé, que académica no soy. Tampoco sé encender la lumbre como la Eustaquia, que siempre que me he puesto a hacer fuego no acierto con el encendallo y no hago más que humo.
En o endize de bocables en aragonés, editado por el Insituto de Estudios Altoaragoneses, que es el diccionario de referencia «Tresoro de a Luenga Aragonesa» que pretende recoger todas las acepciones del aragonés lo he buscado y he encontrado estos resultados:
Tiempo atmosférico en general: Ansó, Echo, Salas Altas, Linars de Marcuello, A Fueba, Biello Sobrarbe, Diccionario de Khun, Monflorite, BAxo Alcanadre, Sariñena, Fonz, A Espuña, A Buerda, Bal de Chistau, Piarruego, Revilla, Tardienta, Sobrepuerto, Luesia, Uncastillo.
Que significa mal tiempo o aire fresco:Pandicosa, Almudebar, Nabal, Puebla de Fantoba, Campo, Bal de Chistau! y Tardienta!
En primer lugar llama la atención la repetición de Tardienta y Bal de Chistau. Eso puede tener una explicación: una lengua sin normatividad (no se enseña en la escuela, no se usa en medios oficiales ni de comunicación …) tiende a la dialectización, pero sobre todo tiende a ver ocupado su espacio semantico por la lengua oficial. Eso no sólo se ve en el abandono del uso de las palabras de la lengua vernácula, sino también en la reducción del significado (campo semántico) de las mismas.
El proceso de reducción del campo semantico de la palabra orache (que originariamente significaría «tiempo atmosférico» para ir pasando poco a poco a desingar sólo el mal tiempo) se observa en que el significado original se conserva en pueblos de todas las comarcas donde se conoce el aragonés (incluidas zonas de reciente castellanización, como Os Monegros o Cinco Villas) y hay un par de sitios donde convive la acepción genuina y la «jibarizada semánticamente»: Tardienta y Chistau.
La normalización del aragonés pretende la recuperación del aragonés, entre otras cosas la recuperación del campo semántico original de la palabra en aragonés sobre todo si, como es el caso, está vivo y en uso generalizado.
Reivindicar el uso local de una palabra en su acepción castellanizada no contribuye a la normalización de la Lengua Aragonesa, ni a su recuperación, ni a su promoción, aunque, por supuesto, es totalmente legítimo.
Dicho todo esto sin ánimo de ofender, pero es que son 25 años ya de militancia para salvar el aragonés y uno se cansa de escuchar siempre lo mismo y repetirlo.
Yo no sé qué he dicho que se ha dicho tantas veces que ya te cansa, Rafel, pero no pretendo tampoco ofender ni herir a nadie. Me gusta la palabra tal como la digo yo, como la he oído decir siempre en mi pueblo y en mi casa y a mi madre (por aquello de la «lengua materna»). No pretendo, válgame dios, hacer militancia de nada con este tema, que bastante milito ya con otros. Sólo he dejado constancia de la curiosa variación de significados y etimologías que veo en los diccionarios referida a la misma palabra, tanto en castellano como en catalán como en aragonés; lo que se da en las tres lenguas, por cierto, cuando dos de ellas se supone que están normalizadas.
Lo escribí en tono festivo. Quizá no se advierte, pero así es.
De todos modos, sin ánimo de contrariar a nadie y menos a los estudiosos de la cosa, parece, como decimos más arriba mi amigo Enrique y yo, que «orache» viene, como «orear», de «aire». De modo que le «pega» más un sentido vinculado sólo al viento que no al tiempo atmosférico en general…
Pero vaya, que me parece muy bien todo. Sólo que a mí me resultará siempre extraña la identificación de «orache» con «tiempo atmosférico» porque para mí ha sido siempre otra cosa. No me parece ni bien ni mal. Son variantes, ¿no? Pues yasta.
Viví tres años en Barcelona y me cansé de no poder hacer bromas ni casi nombrar, a secas, los temas tabú, entre los cuales figuraba en primer lugar el catalán. Me jode que me pase también en mi casa, caramba.
Además, digo, en el DRAE la acepción vigente es «estado del tiempo», mientras que «borrasca» aparece como «desus.». Y tampoco te diría yo que «orache» sea lo mismo que «borrasca»…
Así que me parece que ni siquiera sin pretenderlo estoy «reivindicando el uso local de una palabra en su acepción castellanizada», ¿no?
La abuela aragonesa de una amiga mía decía «se barrunta orage» cuando veía que se avecinaba un cambio de tiempo brusco, tormenta etc, y a mí lo primero que se me vino a la cabeza era el orage francés.. 🙂 y el oratge catalán. Además, no sé qué tendrá de malo que los dialectos y lenguas cercanas se presten vocablos, pasa en todo el planeta, lo que pasa que nos empeñamos en politizar las lenguas siempre. yo soy medio catalán y medio asturiano y reconozco, por ejemplo, que el bable tiene muchas palabras similares o iguales al gallego, obviamente, como orbayu, carbayu. etc. El otro día estuve cerca del Forau d’aigualluts, y me recordó a la palabra forrat catalana, como es lógico… en fin..
«forat» quería decir…
Sin ánimo de ofender y te clava el vación en defensa de cuatro argumentos sacados de otros cuatro abuelos pireinaicos que hablan mas raro que nosotros.
Rafel, Inde ha sido mas diplomatica, yo te digo: ¡Que te pires ya! y déjanos hablar como nos salga de las pelotas.
Yo también entendí siempre Orache por mal tiempo, pero tampoco soy lingüista ni ninguna otra cosa que lleve diéresis.
Pero tenía un Andolz a mano, asi que con esto completo y resuelvo tu pequeña duda; dice literalmente..:
Oraje: sust. masc. 1 (daroca) = tempestad – (illueca) tiempo fresco a causa de la nieve -aunque poca – que ha caído y no acaba de derretirse
saludos y enhorabuena por el blog
Bueno, Inde, ¿y qué me dice de otra palabra muy nuestra emparentada con las del otro lado del Pirineo? Cucho, o sea, zurdo, el que escribe o se maneja con la mano izquierda. No me negarán que tiene el mismo origen que gauche. Pues que también es bien maja, la recojan o no los diccionarios diversos, aunque si he de quedarme con algunas palabras oregonesas, aquí dejo una retahila:
Estrapaluzio, chipi-chape, rodigón…
¿Qué tal las tardes de Blog?
Seguro que bien, bien, bien.
Esperamos la información…
Gracias por la aportación del Andolz: está claro que tenemos una gran riqueza lingüística por estas tierras, ¿no?
Nianankoro: yo creo que vamos a tener una colección de buenos temas de los que charrar el domingo. ¡Lo pasaremos bien!
Mamen, fue todo estupendo. Me pondré a contar alguna coseta mañana, que hoy estoy ya mu cansica… pero sí que estuvo bien la tarde, sí. Una gozada.
Los argumentos que se oyen siempre son los publicados por Luisa Arnal en el Heraldo hace poco, y las respuestas de siempre las contestaciones en el mismo medio de Nagore y Castan.
Si, miguelgato, igual he sido poco diplomatico. Mis disculpas de nuevo.
Sobre los abuelos que hablan raro en la montaña, ese es el problema. Definir a una lengua como «hablar raro». Bueno algo hemos avanzado, mi suegro decia de unos montañeses que abrieron bar en los sesenta (La Cepa, se llama, hace poco cambio de dueños) que «cuando bajaron no sabian ni hablar». Cuando dentro de 50 años el aragones no sea mas que un recuerdo, no me cabe duda de que todo el mundo reconocera que era una lengua, no un conjunto pintoresco de expresiones raras. 🙁
(Perdon por la ausencia de acentos. Problema tecnico.)
Rafel, si de la expresión de Miguel Gato sobre los abuelos «que hablan más raro que nosotros» deduces todo lo que expones en tu comentario, es que no entiendes la idiosincrasia de la gente de pueblo. No nos entiendes.
En Jaca no usamos l’aragonés apenas, pero la palabra orache siempre la ponemos precedida de «mal», al menos yo siempre he oído «mal orache» y es como si tenemos lluvia y viento incluso rayos y dices que vaya tormenta más mala. Al menos yo así lo entiendo pero ya digo que en Jaca apenas charramos. Pensad que a aquí ha llegado muy mezclada gente de todos los valles, no hay más que ver los apellidos en Jaca, que se repiten sistemáticamente todos los nombres de los pueblos de todos los valles, y entonces se han utilizado diversas acepciones para al final quedarnos con el castellano.
Según recuerdo de mi abuela, en ayerbino, era exactamente igual «mal orache»
Un saludo.
En la comarca de Antequera, no sé si en toda Andalucia, al tiempo atmosférico se le llama orilla, (¿Que buena orilla hace!. – ¿Que mala orilla hace!).
Me gustaría saber si la etimología es la misma que la palabra valenciana oratge, que quiere decir lo mismo.