Una opinión, la de Mercè Ibarz
Hoy se publica en VilaWeb, y se reproduce en otros medios en la red, un artículo de opinión de Mercè Ibarz, Sixena i l’Aragó, en el que la autora, escritora y periodista, se pregunta «por qué Aragón no se ha ocupado nunca de su arte religioso»:
La pregunta, una altra volta, és la mateixa: per què no se n’ha ocupat mai, l’Aragó, del seu d’art religiós? La pregunta no és per què l’ha comprat o se n’ha fet càrrec Catalunya. Sinó per què l’Aragó no ho ha fet. Sense exagerar, es pot dir que l’Aragó no protegeix ni té cura, només reclama.
[La pregunta, otra vez, es la misma: ¿por qué Aragón no se ha ocupado nunca de su arte religioso? La pregunta no es porqué lo ha comprado o se ha hecho cargo Cataluña. Sino por qué Aragón no lo ha hecho. Sin exagerar, se puede decir que Aragón no protege ni cuida, solo reclama.]
Se pueden oponer, a estas preguntas retóricas que traslucen un decidido desconocimiento, una voluntaria ignorancia, la intensa labor que por la conservación y protección del patrimonio ha llevado a cabo el Gobierno de Aragón desde que tiene competencias en ello, como también las diputaciones provinciales, las comarcas y los ayuntamientos. ¿Que falta mucho? Sí. ¿Que se podía hacer más? Sí. ¿Que tenemos borrones en nuestro expediente? Sí. Claro que sí. Pero como se suele decir: si en mi casa cuecen habas, en la tuya a calderadas. Como si Cataluña, o cualquier otra tierra en el orbe entero, no tuviera fallas a mogollón en este campo. A una de ellas haremos referencia luego.
Pero el artículo de la Sra. Ibarz dice más cosas. Y está lleno de errores. Los vamos a ir detallando uno por uno.
Afirma la autora que el «conflicto legal» que se dirime estos días en el Juzgado de Huesca viene de «la demanda presentada por el gobierno aragonés contra el gobierno catalán y el mismo museo [el MNAC] sobre la propiedad de los frescos del monasterio románico de Sijena. Dos errores ya en la primera frase. La demanda se ha presentado contra el MNAC; la Generalitat no ha sido demandada, interviene en este juicio porque se añadió a él voluntariamente. Y no se trata de aclarar la propiedad de los frescos, que todo el mundo (excepto la Sra. Ibarz) tiene claro que es de la Comunidad Sanjuanista, sino de establecer si deben ser devueltos a sus dueños o no, pues están en el museo en calidad de depósito.
«Vale la pena hablar», prosigue la autora, «de las irresponsabilidades, históricas y presentes, de la Diputación General de Aragón respecto del patrimonio cultural de sus tierras, que a menudo ha desatendido y que, encima, emplea desde hace años como herramienta contraria al diálogo con los vecinos que los han preservado, Cataluña casi siempre». Bueno, valdría la pena hablar de ello, sí, a ver qué salía de cierto en todo eso: pero ella no lo hace. En lugar de eso, se lanza a hablar de un libro de Juan Pedro Quiñonero sobre lo mala que es España, a partir de algo que debe de tener que ver con el cuadro «Duelo a garrotazos», de Goya (cuyo verdadero significado, dicho sea de paso, casi nadie entiende), y de la torpe denominación que se dio hace poco al catalán que se habla en Aragón.
Vuelve por fin a Sijena para decir lo siguiente:
«El monasterio de Sijena es un referente íntimo, el lugar que visito desde hace un montón de años y que […] he dado a conocer en Zaidín y a las amistades de fuera, de tanto como les he hablado de él».
Vaya con los de Zaidín, que no sabían nada de Sijena hasta que no les habló de él la Sra. Ibarz. Es lástima, además, que se lo haya dado a conocer ella, porque, como se puede deducir de lo que escribe a continuación, sabe más bien poco de ese lugar, y lo que cuenta lo cuenta mal. Para ser su «referente íntimo», podía haber puesto un poco de empeño en estudiarlo. Habla a bulto.
Actualmente es más visitado, gracias sobre todo, por descontado, a la promoción turística que las mismas instituciones comarcales por fin hacen.
El monasterio solo se puede visitar los sábados por la mañana, porque así lo quiere la comunidad de monjas que lo habita, que por cierto no es la dueña del monasterio, sino una Orden nueva, francesa, que nada tiene que ver con su historia. Hace tiempo que el Ayuntamiento de Villanueva de Sijena y la Comarca de los Monegros pelean por que se establezca un horario más amplio. No sé de dónde se ha sacado la Sra. Ibarz eso que dice.
Tiene una planta románica en palmera, una preciosidad muy poco habitual en toda Europa. Un espacio espléndido que hace tiempo que no se puede visitar porque es objeto de restauración. Que, si no yerro, paga La Caixa.
¿¿¿Una planta románica en palmera??? ¡¡Arquitectos de todo el orbe, venid a estudiar esta maravilla!! Aquí, lo reconozco, me he partido de risa. A mandíbula batiente. La planta de Sijena es ésta:
Díganme ustedes dónde ven ahí una palmera, que les pagaré una cena. La «palmera» a la que se quiere referir esta señora, sin conseguirlo, es ciertamente un motivo constructivo singular, no una planta (¡jajajajjajajaa! Ay, perdón), que se puede ver en el ángulo noreste del claustro, en lo que eran los antiguos dormitorios de las monjas. Los arcos que sustentan las bóvedas en ese punto, y que se disponen en forma radial, descansan sobre y junto a un único pilar esquinero, y ello hace el efecto de una palmera con sus ramas. Tomo la foto prestada de A. García Omedes.)
Pero sigamos, que en tres frases hay tres fallos de bulto y solo hemos comentado el primero. El segundo: no «hace tiempo» que ese espacio no se puede visitar por motivos de restauración: se ha estado acondicionando este otoño-invierno, solo unos meses, para recibir las piezas del monasterio que han de volver de Cataluña. El tercero: sí, señora Ibarz, yerra; la restauración no la paga La Caixa, sino el Gobierno de Aragón. ¿He dicho algo antes sobre lo de hablar a bulto?
Añadamos aún que el monasterio no es propiedad de la DGA sino de la comunidad de monjas que allí vive.
Otro error. Uno detrás de otro. El monasterio es propiedad de la Comunidad de Monjas de Sijena, extinguida y cuyos derechos han pasado a la Orden de San Juan del Hospital o de Jerusalén. La comunidad de monjas «que allí vive» ya hemos dicho que no tiene nada que ver con esto: son las Hermanas de Belén y no son propietarias de nada. Simplemente, el Gobierno de Aragón las autorizó a instalarse allí.
El resto del artículo se dedica a reproducir y comentar lo que la autora leyó en las páginas de La Vanguardia el otro día, un artículo de Josep Playà Maset, que más o menos se guía por la narración que hizo Josep Gudiol acerca de su participación en el salvamento de las pinturas de Sijena. Pero incluso así mete la pata la Sra. Ibarz; aunque en este caso, no porque introduzca errores en los datos, sino por lo que calla o malinterpreta. Veamos.
Dice que los frescos estuvieron a punto de desaparecer
a causa del incendio provocado por las milicias anarquistas. Ah, el pasado. Sijena estaba en el frente de Aragón, aquel terrible y esplendoroso paisaje y escenario de la confrontación más fuerte de la guerra del 36. Este es, apunto, uno de los puntos más débiles y deteriorados de la cultura aragonesa presente, la relación difícil, por no decir esquizofrénica, que mantiene con el pasado anarquista al que tanto contribuyó.
1.- La columna anarquista que prendió fuego al monasterio vino de Barcelona.
2.- El frente de Aragón no estuvo en Sijena, sino bastante más al Oeste.
3.- La relación de Aragón con el anarquismo tiene sus altibajos, sí; pero la esquizofrenia absoluta se produce, precisamente, en el tratamiento que le dan los historiadores catalanes, algunos de los cuales se enorgullecen de que Barcelona fuera poco menos que su cuna en España, mientras otros reniegan de ello como de la peste. Revise la bibliografía, por favor.
Y termino ya con los últimos párrafos:
Dos mesos després de l’incendi, l’arquitecte i historiador Josep Gudiol […] se’n va anar a veure’n el resultat. Davant del desastre del monestir i en particular dels frescos […], Gudiol va tornar a Barcelona per recaptar diners i salvar-los. El conseller de Cultura, Ventura Gassol, li va proporcionar 4.000 pessetes (un bon pessic) i dos tècnics que ja coneixien l’aleshores moderníssima tècnica de l’strappo, com extreure frescos de parets medievals. […] El 1940 les obres ja són al MNAC, protegides.
Els frescos són restaurats més a fons el 1943, sota la direcció de Gudiol mateix, tornat ja de l’exili. El 1949 tornen al museu de Montjuïc. Anys després, el 1960, el director aleshores del museu, Joan Ainaud de Lasarte, promou el rescat dels fragments que encara hi havia a Sixena. D’acord amb les autoritats polítiques del moment, són traslladats també al MNAC.
–«La modernísima técnica del strappo» llevaba inventada y aplicándose casi cien años en Italia.
–En 1940 las pinturas quedaron protegidas en el Museo de Barcelona (actual MNAC) porque las depositaron allí las autoridades de patrimonio franquistas, a la espera de que se restaurara el monasterio para devolverlas a su lugar.
–En 1943 los frescos fueron restaurados por Gudiol a iniciativa del comisario del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional en Zaragoza, Manuel Chamoso Lamas, y con el dinero que aportó la Dirección General de Bellas Artes, en Madrid. Como no fue suficiente, lo terminó de pagar el Ayuntamiento de Barcelona, sin permiso.
–En el 49 se retornaron las pinturas al Museo, sin permiso.
–En el 60 se arrancaron las pinturas que quedaban en Sijena, una vez más, sin permiso. El permiso fue otorgado al año siguiente para regularizar lo ya hecho, pero con la indicación de que habían de quedar en depósito hasta su definitivo traslado a Zaragoza o Huesca.
Y ahora viene el hecho
Ayer se derrumbó el campanario de la iglesia leridana de Rosselló. ¿Por qué? Porque en los años 90 le pusieron un remate de hormigón y en el 2000, aprox., tiraron la casa que había junto a la iglesia y que le servía de contrafuerte. Si pones peso y quitas apoyo, es lo que pasa.
¿Qué cabría decir, en opinión de la Sra. Ibarz, sobre el cuidado, responsabilidad y eficacia de la administración catalana en la protección de su patrimonio?
Acertada tus respuestas a tanta sinrazón de la «escritora catalana».
Te felicito.
P.D.Tardé a leer tu escrito y eliminé lo solicitado.
Saludos peperamon.
como siempre, imprescindibles comentarios frente a tanto mamoneo de nuestros vecinos que siguen a pies juntillas la máxima de goebbbels de que una mentira suficientemente repetida acaba convirtiéndose en una verdad. y los peores son estos revenidos que, como la ibarz, se tienen que hacer perdonar procedencias foranas. esta señora, por cierto, ha sido profesora de la facultad de periodismo en la autónoma de barcelona y en la pompeu y fabra así que no se yo la calidad de sus enseñanzas a tenor de su «rigurosidad»a la hora de contrastar la información.
Y aún me he dejado de decir que esas 4.000 pesetas que le dieron a Gudiol para arrancar los frescos no fueron «un bon pessic». En los años 20, para arrancar las pinturas de las iglesias del Valle de Boí se pagó mucho, pero mucho más. Gudiol señala la cantidad que le dieron, precisamente, porque fue una miseria.
Inde, primero la felicito por su blog i por la altura de miras con que trata los temas.
Sigo la cuestión del patrimonio emigrado aragonés desde hace años, conozco los lugares y las obras, a nivel de simple ciudadano, y he conocido personas vinculadas a los procesos, algunas de mi propia familia de procedencia, de Benabarre o de Estadilla, como mosén Lemiñana. Tengo, si me permite, dos preguntas por hacerle, con todo respeto: de todos los casos que usted conoce, primera, en cuantos ha habido constancia de oposición a la salida de ese patrimonio por parte de las autoridades aragonesas, justamente en el momento de la salida? segunda, de los mismos casos, en cuantos que no sean catalanes, hay denuncias o resoluciones judiciales?
Muchas gracias por ocuparse de esta cuestión Enric Gaset
Hola, Enric:
En primer lugar, gracias por sus palabras de elogio. En segundo, he de aclararle que yo no soy especialista en arte emigrado en general, mi investigación se ha centrado en Sijena y más concretamente en sus pinturas murales, aunque evidentemente en el curso de la misma me han salido historias de otras piezas, tanto aragonesas como catalanas. En general, creo que es difícil que las autoridades aragonesas se opusieran a nada hasta los años 80 del pasado siglo, simplemente porque no las había. Lo que hubo aquí desde finales del siglo XIX y hasta los 70, la época en la que se produjo la mayor salida de obras de arte, fueron una especie de delegaciones del poder central con poca capacidad de decisión, mucho menos si se trataba de obras eclesiásticas, donde eran los miembros de su jerarquía los que tenían la capacidad de decisión. Los que sí se opusieron fueron los de los pueblos, cuando se enteraban; de esos, en la mayoría de los casos hay noticia de que alzaron su voz, pero las reclamaciones que, vía administración pública, llegaban al gobierno central, quedaban en nada. Simplemente no se les hacía caso y ya está. Eso, desde luego, no pasó solo en Aragón.
Con respecto al caso de Sijena, que es el que yo conozco mejor, le diré que las entidades aragonesas fueron las que velaron por su patrimonio cuando éste empezó a ser enajenado, ya a finales del siglo XIX. Procuraron socorrer a las monjas con aportaciones de dinero, con reclamaciones sucesivas de restauración del conjunto que en varias ocasiones tuvieron respuesta y en muchas otras no; y procurando la protección del conjunto con su declaración como Monumento Nacional. Tras la guerra, desde 1939 y hasta los años 60 se documentan reclamaciones de las pinturas llevadas a Barcelona, aunque ahora se diga que nos hemos interesado por ellas hace cuatro días. Y hubo al menos dos veces en que la Dirección General de Bellas Artes decidió su traslado y devolución, en depósito, a Aragón sin que nadie se ocupara de cumplir esos dictámenes hasta hoy.
Mira, la mayoría, inmensa mayoría de las obras aragonesas están en Cataluña. Es así porque el obispado de Lérida dispuso de las de los pueblos que se englobaban en él desde finales del siglo XIX, para formar su museo (las protestas de los pueblos, tanto aragoneses como catalanes, por ello jamás fueron escuchadas por nadie) y porque cuando Barcelona decidió crear el suyo, que hoy es el MNAC, a principios del siglo XX no se fue a Andalucía a buscar material, sino que en su mayor parte, cuando salió de sus fronteras administrativas estrictas, acudió a buscar piezas a Aragón porque las consideraba, de hecho, catalanas. En el caso de Sijena, se ha iniciado la reclamación de su patrimonio en Cataluña porque es allí donde se halla en su mayor parte. Con un solo juicio se reclaman casi 100 piezas. ¿No te parece normal esa iniciativa? ¿Habría sido más lógico empezar por el Museo del Prado, donde solo se guardan dos tablas de un retablo? Estaba muy claro, además, que había opciones para conseguir su devolución porque los fundamentos jurídicos no tenían vuelta de hoja: léete las sentencias emitidas y dime si hay ahí asomo de anticatalanismo o si hay razones argumentadas para tomar una decisión.
No deberías hacer caso a quienes nos acusan de actuar por anticatalanismo, que intuyo que te han hecho mella. Si así fuera, se habrían reclamado muchas más piezas que duermen plácidamente en las reservas de los dos museos que ahora tienen que devolver obras. Pero esas no se han reclamado.
No te quepa duda de que, donde se encuentren fundamentos que permitan reclamar más patrimonio en cualquier otro lugar, se reclamará. Lo que dudo es que sea tan costoso como lo ha sido y está siendo en este caso: ha habido otras piezas de otras procedencias que se han reclamado y devuelto (caso del Museo de Teruel que devolvió piezas a varios yacimientos arqueológicos que formaron centros de interpretación o pequeños museos), aun con reticencias y sin llegar a tener las cosas bien solucionadas (caso de los arcos de la Aljafería que hoy están en su sitio, aunque el Museo Arqueológico Nacional, su propietario, aún se resiste a formalizar la cesión).
En fin, creo que me he alargado demasiado. Si tú me ofreces información de la que tienes de primera mano, como comentas en tu escrito, continuaré.
Saludos
Muchas gracias por tu respuesta.